Lucy Allain nació en Perú y llegó a Estados Unidos a los diez años con una visa de turista, desde entonces vive al norte de Nueva York junto con su familia y asiste a Queensborougn Community Collage en donde estudia periodismo y, a pesar de habitar en este país la mitad de su vida, goza de muy pocos derechos legales porque sigue siendo indocumentada.
En entrevista con Excélsior Lucy describió cómo increpó al aspirante presidencial republicano, Mitt Romney: “primero le estreché la mano y le hable de mi situación legal, cuando le dije que era indocumentada jaló su mano, después empecé a hablarle de mi historia y él me ignoró, me sentí realmente mal”.
“Soy indocumentada, ¿por qué no apoya mi sueño?”, cuestionó directamente, al ex gobernador de Massachusetts, durante un evento de recaudación de fondos para su campaña, por sus intenciones de vetar el proyecto de Ley de Fomento para el Progreso, Alivio y Educación para Menores Extranjeros, mejor conocido como Dream Act, en caso de ocupar la presidencia el próximo año.
El candidato simplemente respondió: “no apoyo a nadie que llegue a este país de manera ilegal”. Más tarde Lucy le respondió a los seguidores de Romney, uno de los favoritos para la nominación republicana, que había nacido en Perú cuando éstos le gritaron que regresara a su país, México, dijo a este rotativo.
Recientemente el interés de los medios y de su comunidad se volcó hacia Lucy por burlar la seguridad de Manhattan, para enfrentar al candidato republicano Mitt Romney, nada raro en la joven que desde pequeña ha luchado para que personas que comparten su misma situación legal tengan mejores condiciones de vida. Actualmente trabaja para la organización de apoyo a indocumentados United We Dream, además de fungir como coordinadora nacional del grupo de jóvenes indocumentados The Dreamers (Los Soñadores).
The Dreamers nacieron hace siete años cuando inmigrantes activistas, en su mayoría jóvenes, se congregaron en varias organizaciones, como United We Dream (UWD), que buscan igualdad de acceso a la educación para todas las personas, independientemente de su estatus migratorio, hacer frente a las desigualdades y obstáculos que enfrentan los jóvenes inmigrantes y para desarrollar un movimiento sostenido por ellos mismos, así como apoyar la aprobación de la Ley Dream, uno de sus principales objetivos políticos.
UWD afirma que su misión es: “construir poder a través de convocatoria local, regional y nacional y desarrollar liderazgo; proporcionar herramientas y recursos a jóvenes líderes inmigrantes para que organicen y hagan crecer sus propios movimientos en todos los niveles; crear alianzas significativas con otras organizaciones de derechos de educación y asegurar que hay voz para los jóvenes inmigrantes a nivel nacional; apoyar a grupos emergentes y proporcionar capacidad de organización, donde es necesario, pero no existe.
“Tenemos una base sólida para ayudarnos a nosotros mismos, ofrecemos becas escolares, ayudamos a la gente para que aplique a la universidad, informamos sobre los derechos legales o para poder asistir a la escuela y si tenemos que hacer una batalla para que esto suceda, lo hacemos”, afirmó Lucy Allain.
Actualmente la cultura de este grupo, las escuelas a las que asisten, las personas con quien conviven y los valores a los que están apegados ya no pertenece más a la de su país natal, del cual muchos de estos jóvenes ya ni recuerdan el idioma, sino que ahora ellos mismos se consideran estadunidenses y luchan por cumplir el sueño americano.
La Ley Dream se encuentra dirigida a un grupo muy reducido de indocumentados y se sometió a debate en la cámara de Senadores seis años atrás, con el apoyo de los senadores Richard Durban, Chuck Hagel y Richard Lugar.
La iniciativa de ley beneficiaría a un grupo específico de jóvenes que cumplan con estrictos requisitos para acceder a estos beneficios, como asistir a la universidad o reclutarse en el ejército, poseer buen carácter moral, no tener antecedentes criminales, haber llegado al país antes de los 16 años y tener mínimo cinco años en el país.
Indocumentados sin miedo
Luis Serrano cuenta que pisó por primera vez Estados Unidos a los seis años de edad, proveniente de Sonora, Ciudad Obregón; y junto con su familia se quedó a vivir en aquel país, “Empecé a ser parte del Dream Act en 2009 con algunos de mis compañeros en Los Ángeles, nuestra meta es poner en evidencia el tema de la inmigración, no sólo para los estudiantes elegibles de la Ley Dream, sino para todas las personas que están siendo afectadas por nuestro deficiente sistema de inmigración”, aseguró a Excélsior.
Al igual que Luis o Lucy la mayoría de los Dreamers no tiene miedo de mostrar su estatus legal en el país norteamericano, organizados desde su trinchera más poderosa, las redes sociales y blogs de internet, millones de ellos comparten su experiencia como indocumentados y aparecen en fotos junto a carteles que anuncian su estatus legal, en la mayoría de ellos se puede leer: “Undocument and unafraid” (Indocumentado y sin miedo).
Todo esto sustentado con fondos económicos propios o con estímulos que recaudan desde sus páginas de internet, al respecto Luis Serrano comenta: “Tienes que arreglártelas para recaudar fondos y cubrir todos tus gastos. Cuando alguien te ayuda es increíble”.
“Los estudiantes que se acogerían a la Ley Dream son estadunidenses en todo el sentido de la palabra. Tienen raíces profundas aquí y son fieles al país que ha sido el único hogar que han conocido.
“Serán nuestros futuros pediatras, maestros e ingenieros, si les damos la oportunidad. Son exactamente el tipo de joven que Estados Unidos debería recibir con los brazos abiertos,” afirmó un año atrás, Arne Duncan, secretario de Educación de la administración de Barack Obama.
Asimismo cuentan con el respaldo de asociaciones de apoyo a los inmigrantes y altos funcionarios del gobierno norteamericano, entre ellos el presidente Obama y la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, que en constantes ocasiones han ratificado su apoyo a la ley.
Por el contrario a las declaraciones del presidente Obama, los precandidatos republicanos a la Presidencia de Estados Unidos que va a adelante en las encuestas, Mitt Romney y Rick Santorum, coincidieron recientemente de que esta ley alentaría a más personas a entrar en el país sin documentación.
Romney ha asegurado que de llegar a ser presidente vetaría el Dream Act: “Creo que tenemos que cumplir con la ley e insistir a aquellos que llegaron aquí ilegalmente a regresar a sus hogares y ponerse en línea con todos los demás”.
Enemigos férreos
Por otra parte, el grupo de ciudadanos estadunidenses Minuteman Project, que se reconocen a sí mismos como vigilantes de la frontera de su país y férreos oponentes a las leyes a favor de otorgar derechos a los inmigrantes, consideran injusto que con la aprobación del Dream Act, los ciudadanos estarían compitiendo con inmigrantes ilegales al momento de ir a la universidad y tendrían acceso a recursos estatales y federales lo cual ven especialmente ofensivo teniendo en cuenta la situación económica de Estados Unidos.
Uno de los fundadores del grupo, Raymond Herrera, apuntó que los niños tenían que competir ahora, por fondos educativos contra los hijos de extranjeros ilegales: “Cuando se gradúen de la universidad, se enfrentaran a inmigrantes ilegales que tiene el mismo grado (académico) y les quitaran las oportunidades que les pertenecen a nuestros hijos”, afirmó por medio de un comunicado en el sitio oficial de internet de la organización.
De ser aprobada esta ley se beneficiaría anualmente a aproximadamente 65 mil estudiantes indocumentados que se gradúan de la preparatoria y buscan acceder a la universidad, la cual se ve truncada en la mayoría de los casos debido a que en varios estados del país les es negado el apoyo económico federal para cursar estudios superiores.
En 13 estados norteamericanos (Texas, California, Utah, Nueva York, Washington, Oklahoma, Illinois, Kansas, Nuevo México, Nebraska; Wisconsin, Maryland y Conneticut) versiones similares a las de la ley fueron aprobadas por los congresos locales, aunque éstas sólo ayudan a estudiantes indocumentados a terminar sus estudios otorgándoles prestaciones.
Lucy Allain declaró que de no ser aprobada la iniciativa de ley a nivel federal los sueños de ella y miles de sus compañeros indocumentados se podría romper. Por su parte Luis Serrano se muestra más optimista y asegura que probablemente sea una lucha larga: “Pero vamos a conseguirlo”.