Existe evidencia de que haber sufrido violencia en la infancia tiene grandes probabilidades
de reproducirla como una forma de vida en la etapa adulta.
Según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2006, el 35
por ciento de las mujeres que sufrieron algún tipo de violencia por parte de su pareja también la sufrieron
en sus hogares de origen. Por su parte, 27 por ciento de los hombres que agredieron a sus parejas,
también fueron violentados durante su niñez.
La Encuesta de Maltrato Infantil aplicada a adolescentes de secundarias en Baja California, Sonora,
Tlaxcala y Yucatán, realizada por el INMUJERES y el Instituto Nacional de Psiquiatría “Juan Ramón de la
Fuente Múñiz”, en el 2006, establece que si bien el maltrato físico lo padecen tanto niñas como niños,
estos últimos lo padecen en forma severa.
Los porcentajes de niños maltratados oscilan entre 16 por ciento en Tlaxcala y 21 por ciento en Sonora,
mientras que los porcentajes de niñas maltratadas varían entre 10 por ciento en Sonora y 15 por ciento
en Tlaxcala y Yucatán.
De los niños que viven en hogares donde no están sus padres, el porcentaje de los que sufren violencia
física es 22 por ciento y violencia severa 30 por ciento; en el caso de las niñas estos porcentajes son de
25 por ciento y 20 por ciento respectivamente.
En general el tipo de maltrato con mayor prevalencia es el emocional, ligeramente mayor para las niñas.
Las prevalencias observadas para las niñas fueron 48.7 por ciento en Tlaxcala y 60.4 por ciento en Baja
California, para los niños los porcentajes correspondientes fueron 47.1 por ciento en Tlaxcala y 54 por
ciento en Baja California.
El abuso sexual es más frecuente entre las niñas que entre los niños. Fue reportado en porcentajes para
niñas que van de 3.5 por ciento en Yucatán a 9.1 por ciento en Baja California y para los niños de 0.9 por
ciento en Tlaxcala a 2.8 por ciento en Baja California.
El abuso sexual se presenta en mayor medida en los hogares donde vive la madre y el padrastro (15% en
el caso de las niñas y 7% entre los niños).
La Encuesta de Violencia de Género en escuelas primarias y secundarias públicas en México, levantada
por SEP-UNICEF en 2009, arrojó que de los menores de cuarto y quinto de primaria, 31 por ciento
mencionó que su mamá le pega y 22.4 por ciento su papá. Es importante resaltar que 80 por ciento de
estos niños vive con ambos padres.
Más del 50 por ciento de los agresores de los alumnos de sexto de primaria está representado por los
compañeros y compañeras de la escuela, siendo los compañeros varones los de mayor porcentaje y
quienes agreden más a las niñas.
Las agresiones más comunes a las niñas fueron los jalones de cabello, los empujones y las patadas; para
los niños, a este tipo de agresiones se suman los puñetazos.
El 40 por ciento de los agresores de adolescentes de secundaria son los compañeros. Los adolescentes
varones son quienes en mayor medida agreden a las mujeres; las formas agresión más comunes son los
empujones y los jalones de cabello en el caso de las mujeres y las patadas y empujones, en el caso de
los hombres.
La pertinencia de elaborar una serie de materiales pedagógicos de protección civil con enfoque de género
dirigidos a la población infantil permite al INMUJERES abonar en la reducción del riesgo de desastres,
debido a que con ello se fortalecen las capacidades en materia de prevención y reducción de amenazas,
para que en caso de algún peligro las niñas y los niños sepan cómo disminuir riesgos y evitar lesiones,
salvar sus vidas, así como evitar la pérdida de bienes sociales, económicos y ambientales de las
comunidades, regiones o países.
Es necesaria la construcción de una cultura de la equidad desde la infancia, a través de la cual se
generen y promuevan los valores de la igualdad, la equidad, la no discriminación y el respeto a los
derechos de las personas, lo que representa un fin en sí mismo, pero también un medio para garantizar
en el futuro sociedades más justas. Por lo anterior, es preciso tomar en consideración la manera en que
niñas y niños reaccionan ante un desastre, así como los peligros o vulnerabilidades externas asociados al
desastre.
En el INMUJERES creemos que se debe tener una especial atención a la población infantil: la publicación
de literatura especializada, el desarrollo de actividades lúdicas, la realización de talleres, simulacros y
exposiciones, entre muchas otras formas de enseñanza-aprendizaje son, actualmente, herramientas que
informan, capacitan y preparan a niñas y niños para reducir el riesgo y los peligros derivados de una
amenaza, promoviendo la igualdad y su participación en la toma de decisiones.
Asimismo, Con el objetivo de difundir y fomentar el acceso a los derechos de las niñas, niños y
adolescentes migrantes y en comunidades de alta movilidad migratoria, se desarrolló la “Lotería por mis
derechos, para niñas y niños en las migraciones”.
Basada en los ordenamientos enmarcados en la “Convención sobre los Derechos del Niño” y en
diferentes instrumentos internacionales y nacionales; esta herramienta didáctica fomenta en la población
infantil y juvenil, el conocimiento y ejercicio de sus derechos a través de una actividad lúdica.
Este juego fue desarrollado con la participación de niñas y niños, quienes contribuyeron con ideas y
recomendaciones en el uso de un lenguaje visual y escrito propio de su edad. La lotería ha sido difundida
a instituciones gubernamentales y sociales que mantienen un contacto directo con la población objetivo.
Adicionalmente, y haciendo uso de las tecnologías de la información y comunicación puede jugarse de
manera electrónica en la dirección: http://www.mujermigrante.org/juegos/loteria_derechos/Loteria.html