- Exonerado de un delito que no cometió, salió de la cárcel a cumplir su promesa a la Virgen de Guadalupe a quién se encomendó. Su madre, su esposa y sus hijas lo acompañaron, hincado llegó hasta los pies de la virgen Morena del Tepeyac
Por Paty Aguilar
“Mi hijo está pagando una manda que le pidió a la Virgen de Guadalupe y se lo concedió. Es que tuvo un problema muy difícil, estuvo preso pero salió libre, Bendito sea Dios porque no le comprobaron nada” exclamó entre sollozos y llena de emoción, la madre de Irving Manzanares Lima, mientras observaba el sufrimiento de su hijo que sobre sus rodillas, él, su esposa, sus hijas y su madre, se sumó a la Peregrinación de Los favorecidos hasta llegar a los pies de la Virgen Morena.
De rodillas y con su escapulario en la boca, Irving recorrió sobre sus rodillas el trayecto de casi un kilómetro por la empedrada calle Juárez desde la 31 de Octubre hasta la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe. En su penitencia, Irving recibió la contingencia de muchas personas que con sus chamarras y suéteres que colocaban sobre el empedrado lo ayudaban a cumplir su manda, tal y cómo en aquellos tiempos, a Jesús se le acercaron personas diligentes cuando llevaba cargando su cruz para su propia crucifixión a darle agua y tratar de curar sus heridas.
Según la experiencia de quienes ofrecen a la Virgen su sufrimiento en pos de salvaguardar la salud y el bien vivir de sus familias, al llegar a los pies de la Virgen y recibir el agua bendita que el sacerdote obsequia, se siente una sensación de alivio, de satisfacción indescriptible que tiene que ver con que sus peticiones serán concedidas por la Virgen de Guadalupe.