Papa: “No teman a las discusiones conyugales, pero acaben el día en paz”

*Un papa Francisco nuevo, descansado, contento, sonriente y amoroso se observó ayer al bajar del avión que lo transportó a Chiapas…

Un papa Francisco nuevo, descansado, contento, sonriente y amoroso se observó ayer al bajar del avión que lo transportó a Chiapas, en donde decenas de miles de indígenas aguardaban su llegada en muchos casos desde ´la noche anterior

Durante la jornada de más de ocho horas por territorio chiapaneco, se observó de buen ánimo al Pontífice, quien no sólo pareció rejuvenecer al encontrarse con los indígenas tzeltales, choles, tojolabales, zoques, tzotziles y chamulas, y sus vestimentas multicolores.

Rodeado de brazos anhelantes de una bendición, un apretón de manos, una sonrisa, el Papa se fue llenando de ánimo; incluso se animó a bromear con los feligreses.
“Qué mujer y qué marido no se pelean, y más cuando se mete la suegra”, dijo a los presentes en un encuentro con familias, luego del testimonio de un adolescente con distrofia muscular, quien le dijo que en casa sus padres peleaban antes de acercarse a Dios.

Francisco pidió no tener miedo de las discusiones conyugales, que de vez en cuando “vuele algún plato está bien, no le tengan miedo. El único consejo es que no terminen el día sin hacer la paz. Si terminan el día en guerra van a amanecer ya en guerra fría”.

La jornada pública del Sumo Pontífice inició a las 07:00, cuando partió en automóvil de la nunciatura al aeropuerto de la capital del país y de ahí a la capital chiapaneca, Tuxtla Gutiérrez, a donde llegó a las 08:46. Fue recibido por un coro de mil niños de escuelas primarias que entonaron cánticos y lanzaron vivas.

Un matrimonio tzotzil y otro zoque le entregaron un bastón de mando y una guirnalda y un collar de flores. El Papa intercambió unas palabras con ellos y les dio su bendición.

El Pontífice fue recibido por el gobernador Manuel Velasco y su esposa Anahí, el arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Fabio Martínez Castilla, y el obispo de San Cristóbal de Las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel.

En helicóptero viajó Su Santidad a San Cristóbal, donde, al descender de la nave, entre gritos de “¡Viva el Papa Francisco!”, lanzados por feligreses —en su mayoría indígenas—, abordó el papamóvil para realizar un recorrido por la ciudad. Así llegó al Centro Deportivo Municipal, donde cerca de cien mil indígenas, muchos llegados desde Centroamérica, le aguardaban desde la madrugada.

En el trayecto al deportivo Francisco besó a niños que le fueron acercados por personal de seguridad y en seis ocasiones detuvo el papamóvil para bendecir a niños. Por los altavoces resonaba las marimbas que amenizaron su estancia en la región.

El Sumo Pontífice ofició desde un templete en cuyo fondo fue montada la réplica del frontispicio de la catedral cristobalense. En sus elocuciones, de vez en vez intercaló frases en lenguas indígenas de la región.

Durante la liturgia se escucharon cantos, lecturas litúrgicas y oraciones en tzeltal, tzotzil y chol, tojolabal y representantes de comunidades locales le entregaron a Francisco biblias traducidas a sus lenguas.