Más Nada

Por René Ibáñez  Salcedo

Lapsus pendejus

Por muchas razones, la granada activada en Puerto Vallarta no es por sí solo,  el indicativo de un sistema de seguridad vulnerado, si no la respuesta  recurrente a todo un sistema rebasado en el control de armas exclusivas del ejército.  Sin mucho realmente que hacer, las autoridades del municipio y del estado, toman en el discurso político una medida solo provisional para salvaguardar los intereses de nuestro destino turístico, pero no dan, desafortunadamente, una respuesta que de al ciudadano  las garantías que  exige el habitar un municipio que debe estar bajo la protección jurídica, política y administrativa de un ayuntamiento.

¿A quién realmente convencería saber, que la granada expansiva se activo accidentalmente, quién con un juicio promediamente sano puede validar un lánguido y ciego discurso que en vano trata de proteger un estado de derecho socavado por décadas de impunidad?. Lo importante aquí es retomar la impresión del ciudadano que vive temeroso en su propia ciudad, que no puede creer en sus autoridades, por desgracia, en ningún sentido. Es una pena, por no decir una vergüenza, que todos estos acontecimientos sean la respuesta natural a nuestros gobernantes, una obviedad que nos margina del derecho de miles de personas que hacen más por el país, que todas esos centenares de funcionarios públicos inertes en sus lapsus pendejus.

Nuestra Fe

Ocurre que pronto celebraremos nuestras fiestas patrias, nuestros impulsos bicentenarios, nuestros más recónditos sentimientos de soberanía de patria mexicana, que a pesar de todo vale más que todos nuestros intereses particulares. Bien merecería nuestro México, además de fuegos artificiales, discursos y conmemoraciones, un pacto político, un acuerdo nacional para colocar en todas las agendas de la nación el compromiso institucional que nos permita siquiera pensar, que podemos aspirar a proteger nuestros legítimos sueños de prosperidad y desarrollo. Un acuerdo nacional que implique, exija y comprometa a nuestros líderes políticos y partidistas a ofrecernos una mejor nación para nuestro presente, nuestro mañana y pasado mañana. 

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Cuando escribo estas columnas, sin lugar a dudas, doy un espacio al cuestionamiento para reparar en la reflexión, la medida de mis equivocaciones, ¿ se es demasiado fatalista en las aseveraciones, hay algo que brote fuera de su contexto en este triste panorama colectivo?.  Por desgracia no, hace meses, en mis conversaciones con empresarios, políticos, colegas y ciudadanos, los sentimientos que se comparten son el hastío,  el enfado, la frustración de sentir a nuestros políticos como un mal irremediable e incontrolable, en verlos en la pugna mediocre de sostener el poder por el poder, priistas, panistas, perredistas y demás, ningún partido salva las ganas de hacer y creer en un  política ciudadana, ninguno por desgracia, tiene algo que ofrecernos a los ciudadanos.

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