La revista satírica ‘Charlie Hebdo’ vive bajo amenaza

*Desde el asalto a la redacción hasta los atentados del pasado 13 de noviembre, apenas han dejado respirar a Francia…

PARÍS.

El local del número 10 de la calle Nicolas de París vuelve a estar disponible; la empresa inmobiliaria RIVP quiere dar un paso más hacia la normalidad. Pero para muchos, la pintura nueva en las paredes de la que fuera sede de Charlie Hebdo no es suficiente. Porque fue en este lugar donde el 7 de enero de hace ahora un año, comenzó una ola de terror en Francia que, desde el asalto a la redacción de la revista satírica y hasta los atentados del 13 de noviembre, apenas ha dejado respirar al país.

También sigue lejos de la normalidad el supermercado de comida kósher situado a unos kilómetros al este a las afueras de la capital francesa, que junto con la imprenta de Dammartin-en-Göele, al norte de París, vivieron otros ataques días después del asalto a la redacción y que pusieron sólo un cierre provisional a la serie de atentados.

En el atentado contra la revista murieron 12 personas, nueve de ellas en la redacción, entre ellas conocidos dibujantes como Stéphane Charbonnier (alias Charb), Jean Cabut (Cabu), Philippe Honoré o Georges Wolinski. Los autores del ataque: los hermanos Chérif y Said Kouachi, dos ciudadanos franceses que actuaron en nombre de Al-Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) y que fueron abatidos en un tiroteo que puso fin a la toma de rehenes en la imprenta que habían asaltado, tras dos días de huida.

Los Kouachi, radicalizados en Francia, estuvieron en contacto con Amedy Coulibaly, el islamista también crecido en Francia que un día después del asalto a Charlie Hebdo mató a una policía en el sur de París antes de tomar como rehenes a los clientes del supermercado kósher. Coulibaly, que dijo ser miembro del autoproclamado Estado Islámico (EI), mató a cuatro rehenes antes de suicidarse en el asalto del supermercado.

En total, en aquellos días de terror de enero perdieron la vida 17 inocentes. Los atentados terroristas desataron una hora de solidaridad internacional: junto a millones de personas, jefes de Estado y gobierno de todo el mundo salieron en una gran manifestación a las calles de París, encabezada por el propio presidente galo, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel.

Pero el ataque contra Charlie Hebdo no fue el primero contra la redacción de la revista crítica con la religión, que ya había sido antes devastada.

La edición del día del ataque mostraba precisamente una caricatura de Charb con el titular Aún sin atentados en Francia. La edición que salió a la venta una semana después se convirtió en un manifiesto contra el terrorismo y un homenaje a las víctimas, con la caricatura del profeta Mahoma de luto por las víctimas en portada, que vendió casi ocho millones de ejemplares.

Después, los empleados se tomaron una pausa y muchos necesitaron atención sicológica. Sin embargo, tras los atentados la cifra de abonados a la revista aumentó a más de 200 mil y hasta hoy se mantienen unos 180 mil más los en torno a 100 mil ejemplares que se venden en los quioscos.

Para el primer aniversario se preparó una edición especial de doble tamaño cuya portada representa a un Dios asesino, un hombre barbudo mayor, con el triángulo divino sobre su cabeza, bajo el título: “Un año después, el asesino sigue suelto”. Incluirá dibujos de dibujantes asesinados y se imprimirán un millón de ejemplares.

Entre los atentados de enero y los del 13 de noviembre, los incidentes terroristas no cesaron: en abril la policía detuvo a un joven de 24 años con contactos en Siria antes de atentar contra una iglesia y dos meses después un supuesto islamista decapitó a su jefe, aunque se frustró un atentado contra una fábrica de gases industriales. En agosto, los pasajeros de un tren rápido Thaly con destino a París redujeron a un islamista de 25 años antes de que disparara con un fusil automático a su alrededor. El Ministerio del Interior no dejó de informar de atentados frustrados a lo largo del año.

Y Charlie Hebdo también estuvo presente en la serie de atentados del 13 de noviembre en París, en los que varios comandos terroristas mataron a 130 personas en la sala de conciertos Bataclan, en bares y restaurantes y junto al Estadio de Francia, donde se enfrentaban las selecciones francesa y alemana. La redacción de la revista estaba a la vuelta de la esquina de los lugares atacados en el este de París.

Pero, mientras tanto, el país, que participa en Siria e Irak en los ataques aéreos contra los yihadistas del Estado Islámico, sigue bajo amenaza terrorista.

VATICANO CRITICA AL SEMANARIO FRANCÉS
El periódico del Vaticano criticó al semanario satírico francés Charlie Hebdo por llevar en su portada una caricatura de Dios como un asesino que porta un fusil kalashnikov, que calificó de “lamentable” e irrespetuosa con fieles de todos los credos.

La portada fue publicada en una edición de aniversario para conmemorar los ataques de hace un año en que militantes islamistas mataron a 12 personas en la redacción de Charlie Hebdo en París. La caricatura en la portada muestra a un Dios iracundo con sangre en sus manos y un fusil colgado a su espalda.

“Un año después, el asesino aún está prófugo”, dice el titular.

El diario del Vaticano L’Osservatore Romano acusó a Charlie Hebdo de tratar de “manipular” a la fe.

“Detrás de la bandera engañosa de un secularismo no comprometido, el semanario francés nuevamente se olvida de lo que los líderes religiosos de todos los credos han pedido durante mucho tiempo: rechazar la violencia en nombre de la religión y que usar a Dios para justificar el odio es una genuina blasfemia”, publicó en un corto comentario.

Charlie Hebdo debe estar “donde los otros no osan ir”, afirmó en entrevista el dibujante Riss, uno de los miembros de la redacción que sobrevivió al atentado hace un año en París.

Protegido por cinco guardaespaldas, Riss cuenta con orgullo cómo los supervivientes lograron hacer renacer el semanario, que los yihadistas creían muerto. “Un periódico de combate, pero un combate divertido, disparatado”, especialmente en pro del laicismo.

La prueba es la aparición de un número de aniversario, más ateo y satírico que nunca, y con una tirada de un millón de ejemplares. En su portada, un Dios asesino.