Por: Manuel Narváez Narváez
Mnarvaez2008@hotmail.com
Las pifias, errores, dislates, disparates, equivocaciones, olvidos, más lo que se acumule hasta el último día de proselitismo para elegir al o a la titular del ejecutivo federal, serán suficiente para vencer en Enrique Peña Nieto?.
Sobradamente expuestas a la opinión pública las equivocaciones al cambiar los nombres de escritores e historiadores mexicanos en obras relevantes de la literatura latinoamericana durante la Feria Internacional del Libro (FIL), igualmente el penoso episodio de los “pendejos de la prole” que Doña Paulina Peña Pretelini Retwitió en su afán por defender a su padre del escarnio del que era objeto por lo de Guadalajara, y el desatino de ignorar el importe del salario mínimo de México, así como el costo del kilo de tortillas, arguyendo que “no es la señora de la casa”, en una entrevista concedida al Diario impreso más importante de España, El País, Enrique Peña Nieto exhibió exponencialmente: ignorancia literaria, malas enseñanzas a sus hijos, desconocimiento de las necesidades de los asalariados y discriminación por la mujer y la clase trabajadora.
Esta decena trágica del aspirante presidencial del PRI tendrá repercusiones negativas significativas en los números que lo colocan al frente de la disputa electoral?. La teoría y la práctica nos dicen que si, más aun si consideramos la enorme influencia que ejercen el internet y las redes sociales en la opinión de quienes la utilizan como herramientas de información masiva y express.
Barak Hussein Obama siendo candidato a la presidencia de los Estados Unidos, echó mano de la tecnología cibernética para llegar a millones de jóvenes, estudiantes, intelectuales, periodistas, profesionistas, etc, y posicionar en tiempo récord su propuesta y lema de campaña, muy atractiva por cierto: yes we can (sí podemos).
El ahora presidente norteamericano revolucionó el internet y las redes sociales basando su campaña política en ello, por eso ganó en 2008. Cabe destacar que en aquel país más de la mitad de la población cuenta con una computadora, teléfono móvil con internet ó una tablet.
Por su parte, Enrique Peña puede ignorar muchas cosas pero no el poder de la mercadotecnia, tan es así que su apuesta para despuntar en el nivel de conocimiento y posicionar su imagen en todo el país con miras al 2012, la puso en manos del consorcio televisivo más importante de México, Televisa. Una vez que dejó la comodidad y le peldaño de la gubernatura mexiquense, enfocó sus baterías en el internet y en las redes sociales.
Apenas entregado el bastón de mando, pero no el poder, a Eruviel Ávila, Peña Nieto se avocó a conquistar el voluptuoso y atractivo mundo de la tecnología cibernética. Creó su cuenta en facebook y en twitter, generando de inmediato decenas de miles de seguidores que le festejaban cualquier cosa que escribiera. Como la estrella del momento, el galán de moda, el visionario y estadista que pondrá a México en la punta del desarrollo social y económico, el aspirante priísta se apoderó de los reflectores mediáticos.
Con todo a su favor, las encuestas, el escenario político, el presidente y la estructura de su partido y 20 gobernadores, al sobrino de Arturo Montiel sólo le quedaba Manlio Fabio Beltrones como el único obstáculo interno para encaminarse sin contratiempos a los Pinos. Fue cuestión de semanas, el senador sonorense cedió en sus intenciones ante semejante aplanadora que se le venía encima; más tarde, poco, Humberto Moreira (el Señor de las deudas según Creel), entregó su cabeza al casi casi “próximo presidente”.
Quién iba a imaginar que antes de finalizar el año y a siete meses de la elección, Don Enrique se metería en serios problemas por culpa de su lengua, y colocarse en bandeja de plata a sus detractores.
Hábilmente escaló posiciones en tan poco tiempo, yo no recuerdo a ningún político con trayectoria tan vertiginosa como la él. Sin embargo, a Peña Nieto le está pasando lo mismo que le sucede a personas que de la noche a la mañana se crean una fama impresionante pero no dan tiempo de soportarla con argumentos y motivos. Son como los personajes de los desfiles chinos, muy coloridos pero huecos por dentro.
Antes de irnos a las vacaciones decembrinos seguramente las casas encuestadoras que vienen colocando al suspirante tricolor en el primer lugar de las preferencias electorales con márgenes superiores a los 20% porcentuales de ventaja sobre el segundo lugar, habrán de ofrecer cifras que incluirán la decena trágica de Peña Nieto. Lo interesante es conocer las variaciones, sí estás son negativas y en cuánto descendió la intención del voto al priísta.
Pese a la penetración e influencia del internet y las redes sociales, así como de los medios informativos digitales e impresos (no todos), me parece difícil creer que la ignorancia e indolencia de Enrique Peña Nieto vaya a pesar en el ánimo del electorado, al menos en los números de los encuestadores. Esto lo digo porque esas empresas han hecho sonar la caja registradora gracias a las influencias del exgobernador mexiquense, y por si fuera poco, Televisa, promotor principal de las aspiraciones de Peña, sigue llegando a más hogares en México, que el internet y las redes sociales a cuentas de usuarios, y la prensa a lectores asiduos.