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Definidos tres de los 4 candidatos presidenciales que buscan suceder a Calderòn en los Pinos. Falta la propuesta de Elba Esther.
Hasta ahora el ùnico proceso de selecciòn que generò mayores expectativas, por todo lo que se dijeron, fue el del PAN, donde la favorita Josefina Vàzquez Mota cumpliò los pronòsticos de ganar la candidatura con el 55% de los votos.
De manera clara, contundente, y sin mayores complicaciones salvo las expresiones de desconfianza previo a la jornada interna del domingo 5 de febrero, Josefina se convirtiò en la primera abanderada del PAN en sus 72 años de historia.
La sorpresa, si asì se le puede llamar, es que Ernesto Cordero pasò de un lejano tercer lugar al inicio del proceso interno, a un competitivo segundo lugar con el 38% de los sufragios, crecimiento a costa de Creel quien perdiò 16 puntos porcentuales el domingo, para quedarse con un raquitico 6% de la votaciòn total emitida.
A pesar de la atmòsfera negativa generada en torno a la votaciòn, cortesìa de los propios contendientes, el proceso en general les resultò llamativo, atractivo, legal y legitimo. El final no pudo ser mejor: Cordero y Creel reconociendo el triunfo de Josefina, y ambos levantando la mano a la ganadora.
Con esa imagen de victoria y unidad se allanò el camino de las injurias, descalificaciones, señalamientos y acusaciones mutuas. Los riesgos que implica jugar con y en democracia son altos, y los panistas decidieron correrlos; por un lado dejan facturas pendientes que sus oponenetes usaràn en su momento, pero los frutos tambièn suelen ser generosos, por eso el panismo puede sentirse satisfecho del proceso y de los resultados, porque cuentan con una candidata surgida desde la màxima expresiòn de la voluntad de las mayorìas.
Cumplida las formas internas, el descomunal reto para Josefina y el PAN radica en còmo van a hacerle para abandonar el 24% que los tiene en un muy rezagado segundo lugar respecto del 39% de Enrique Peña Nieto que marcha a la cabeza, para convencer al reducido segmento de indecisos y al poderoso grupo de votantes jòvenes de entre 18 y 29 años distantes de las simpatìas de los gobiernos panistas, y que los haga crecer en tan sòlo 12 semanas de campaña.
Hilar la tercera presidencia de la repùblica para Acciòn Nacional exige una estrategia casi perfecta, en la que su candidata defina una identidad propia, con caràcter y determinaciòn, sin caer en las apariencias. Proyectar seguridad, sin exagerar las expresiones corporales, y aterrizar el plan y proyecto de paìs, creible, que la distinga del que se va y de los otros que quieren la silla.
Josefina y el PAN deberàn ser muy cuidadosos en relaciòn al tipo de campaña que quieren, la de propuesta clara y viable, acompañada de contrastes en la forma de gobernar, colgadas de logros tangibles y reconociendo con vergûenza lo que no se ha hecho bien, o la de la confrontaciòn y la estridencia, en la que se acusa con ìndice de fuego, como lo asomò en su discurso de victoria el pasado domingo, sin que hasta el dìa de hoy exista una sola prueba legal y contundente que demuestre que el PRI es corrupto y autoritario. Aunque en el imaginario del colectivo descanse esa idea, no es consecuente para los promotores del respeto a la dignidad humana.
Por los tiempos de inseguridad que vivimos y las condiciones econòmicas tan fràgiles que nos acechan, nadie tiene derecho a empinar aùn màs la discordia entre mexicanos, ni tampoco clasificarnos en bandos de buenos y malos, mucho menos orillarnos a tratarnos como enemigos.
P.D. No se trata de ser ingenuos, pero de los candidatos depende que tanto valor le otorgan a las divisas del hambre, pobreza, endeudamiento, inseguridad y complicidades con el crimen organizado.