*En el sitio subacuático de Tulum, donde arqueólogos y espeleólogos encontraron a Naia —restos fósiles de la mujer más antigua en…
En el sitio subacuático de Tulum, donde arqueólogos y espeleólogos encontraron a Naia —restos fósiles de la mujer más antigua en América hallados hasta ahora, de alrededor de 12 mil años—, también han identificado una gran variedad de restos de fauna del Pleistoceno, algunas de especies que los especialistas no se imaginarían que podrían llegar hasta la península de Yucatán.
Pilar Luna Erreguerena es parte de amplio grupo multidisciplinario que estudia el cenote llamado “hoyo negro”, en alusión a los fenómenos cosmológicos, y quien recientemente fue seleccionada para recibir el Premio a la Investigación 2015 de la Sociedad Geográfica Española. En conferencia, la investigadora subacuática del INAH, pionera del área en el país, refirió algunos detalles del galardón, pero también adelantó algunos avances de la investigación de “hoyo negro”, así como de otros proyectos.
La arqueóloga refirió que este año serán anunciados varios de los hallazgos del cenote en Tulum, entre ellos que los restos de Naia muestran evidencia de fracturas en su brazo derecho por lo que fueron “jalones”; también que se encontraba en un estado severo de desnutrición, lo que refiere que pudo enfrentar un medio ambiente muy complicado para su supervivencia. Agregó que actualmente trabajan en el análisis de restos de osos tremarctinos, de los cuales han sustraído dos ejemplares, así como de un perezoso gigante. Pero también se han hallado restos de tigres dientes de sable, pumas, pecaríes, entre otros.
“Sobre Naia informaremos acerca del paleoambiente y de su dieta —la cual demuestra que padeció hambruna en ciertas épocas—, de un cálculo dental, sarro… hablaremos sobre cosas muy pequeñas, pero también de otras enormes, resultado de la investigación interdisciplinaria que se lleva a cabo con los mejores expertos del mundo en cada línea de investigación”.
Recordó que Naia entró a un sistema de cuevas que hace 10 mil años estaba seco, pero hoy se encuentra totalmente sumergido. “El nivel del agua ha subido más de 100 metros, pero en su momento Naia entró ahí, aunque antes ingresaron otras especies; a través de fotografías se han identificado 26 animales de 7 especies diferentes, algunos únicos, la mayoría extintos”.
Acerca de los osos y perezoso, la arqueóloga subacuática mencionó que —“no lo confirmo, pero lo adelanto”— hallarlos en la península de Yucatán es una sorpresa. “Todavía hay mucho que investigar”.
En las postrimerías de su carrera, dijo, su proyecto más importante es sin duda “hoyo negro”, debido a su riqueza. “En esa oquedad hay muchos miles de años de historia: gonfoterios de más de 40 mil años; Naia de hace 12 y 13 mil años y otra megafauna con riqueza extraordinaria”.
Pilar Luna añade que toda la riqueza arqueológica del lugar se debe ir extrayendo, en tanto que se asegure su preservación, pero también se requieren hacer modelos del sitio en tercera dimensión. “Esto será parte del trabajo de espeleobuzos, quienes tomarán fotografías, pero además están los expertos que estudian el sitio, el cual me impresiona cada día más por la riqueza de la información que arroja”.
RIQUEZA DE PECIOS. Por otra parte, Luna Erreguerena mencionó que también se encuentran en marcha un par de proyectos museísticos de arqueología subacuática, uno de los cuales se desarrolla en una plataforma digital para hacer recorridos virtuales por diversos sitios en los que ha trabajado el INAH. El otro, añadió, se realizará en las costas de Quintana Roo donde, cerca de alguna de sus playas, se recreará un pecio (barco hundido) y cómo lo encuentran los arqueólogos cuando se sumergen en el mar.
Adicionalmente, la especialista refirió que México posee una gran riqueza arqueológica en sus mares, inmersa entre los más de 11 mil kilómetros de litoral, a su vez dentro de hasta 200 millas náuticas, con distintos regímenes de jurisdicción, en el Pacífico, Mar de Cortés, Golfo de México y Caribe.
En este mudo marino, agregó, hay fundamentalmente vestigios de embarcaciones que navegaron hace 5 siglos y tuvieron accidentes que las hundieron. “En algunos casos hemos encontrado los barcos completos, en otros anclas —que en ocasiones muestran lo que fue un intento desesperado por evitar chocar contra arrecifes—, así como otros elementos aislados, como pesos que lanzaban para aligerar la nave y flotar”.
La arqueóloga refirió que si bien la mayoría de estos pecios no portaban carga que pueda ser codiciada hoy por los cazatesoros, sí existen naves y casos donde éstos han requerido permisos al gobierno mexicano para buscarlos, pero que fueron rechazados. Añadió que debido a la legislación del país, es improbable que en el futuro se otorguen estos permisos y si bien las batallas legales en años anteriores han sido persistentes, es casi seguro que ese tesoro permanecerá como un tesoro arqueológico.
“La riqueza patrimonial en las aguas de México es inmensa y no la conocemos en su mayoría. Realizamos un esfuerzo por hacerlo y lo que hemos encontrado hasta ahora es sorprendente”.