*Según especialistas, son un arma poderosa para la retención del CO² que agobia al planeta, además de convertirse en una barrera natural contra huracanes y dotar a pescadores de su modo de vida…
BAHÍAS DE HUATULCO, Oax.
¿Qué tienen en común el grupo de rock estadunidense Linkin Park, un exagricultor de Oaxaca convertido en prestador de servicios ecoturísticos, un guía de naturaleza descendiente de indígenas chontales y una activista de Costa Salvaje originaria de Iztapalapa?
Que todos trabajan en la defensa y conservación de los manglares, árboles tropicales que viven a la orilla del mar y que son la mejor herramienta que tiene México y la de menor costo, para combatir el cambio climático y alcanzar las metas de mitigación establecidas en el Acuerdo de París, al ser una de las especies forestales que más captura dióxido de carbono (CO²).
Y es que las largas raíces aéreas del manglar, que crecen gracias a la unión de ríos y mares, retienen el CO² de la atmósfera, que es uno de los principales gases de efecto invernadero responsables del calentamiento global, para almacenarlos durante miles de años en sus sedimentos, lo que beneficia a todos por igual, vivamos en la costa, la zona rural o las grandes ciudades.
Además, el mangle es una barrera natural contra los huracanes, que cada vez son más potentes como ocurrió con Patricia en noviembre de 2015, cuando se rompieron todas las marcas históricas en presión atmosférica y vientos máximos sostenidos con ráfagas de hasta 320 kilómetros por hora.
En temporada de ciclones, el manglar hace la función de una esponja que absorbe la energía de las olas y los vientos, protegiendo a las comunidades tierra adentro, por lo que su cuidado debe ocupar uno de los primeros lugares en nuestro manual de supervivencia.
Los manglares tienen también una gran importancia para las pesquerías del país, ya que son zona de crianza de peces y mariscos, que pasan las primeras etapas de su vida entre sus raíces.
Un estudio elaborado por reconocidos científicos mexicanos como Ezequiel Ezcurra y Octavio Aburto, establecen que una hectárea de mangle genera beneficios para los pescadores del orden de 37 mil dólares anuales, poco más de 629 mil pesos.
Por todos los servicios ambientales y la riqueza que produce, el manglar es considerado el “oro verde de México”, que durante mucho tiempo fue depredado para la construcción de hoteles, marinas, campos de golf, y utilizado por las comunidades como material de construcción y leña en la cocina, al grado que nuestro país perdió ya 65% de este hábitat, que igual sirve para la anidación y descanso de aves migratorias que como reservorio de agua en época de estiaje para reptiles y mamíferos.
Mangle es vida
Ante la necesidad de dar a conocer todas las bondades de estos árboles tropicales, que pueden vivir en agua salada o agua dulce, la agrupación ambientalista Costa Salvaje lanzó la campaña Mangle es vida con el apoyo de la Fundación Music for Relief (Música para Ayudar) de la banda de rock Linkin Park, que anteriormente encaminaba todos sus esfuerzos a apoyar a las víctimas de desastres naturales y ahora encontró una forma de prevenir las tragedias, preservando el entorno.
“Esta campaña trata de sensibilizar y de llevar toda la información sobre los servicios que nos ofrecen los manglares a la comunidad y a los gobiernos para cuidar lo que nos queda y restaurar lo que está dañado”, comentó Gabriela Ang, representante de Costa Salvaje en Oaxaca.
En este esfuerzo de proteger el manglar participa desde hace 18 años, Agustín Reyes, un exagricultor de Santa María Tonameca, Oaxaca, que junto con sus compañeros ejidatarios decidió dejar la siembra de maíz, frijol, jitomate y sandía para dar paso a la Sociedad Cooperativa de Servicios Ecoturísticos La Ventanilla, con lo que buscaron aprovechar la laguna de mangle que se encontraba dentro de su comunidad.
Desde entonces, se dedican a ofrecer paseos en lancha a los casi 30 mil turistas que los visitan al año para admirar la belleza natural y al cocodrilo de río, que es uno de sus principales atractivos.
La dedicación y el esmero de los ejidatarios de La Ventanilla por proteger los manglares rindió frutos en marzo de 2004 cuando recibieron en la ciudad de Berlín, Alemania, el Reconocimiento Mundial de Turismo Comunitario.
Cobertura
México ocupa el cuarto lugar mundial en extensión de manglares con 764 mil 486 hectáreas, sólo por debajo de Indonesia, Brasil y Australia de acuerdo a los resultados del monitoreo que realiza cada cinco años la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
Según los datos de 2010, de los 17 estados costeros que existen en el país, Campeche tiene la la mayor superficie de manglar con 197 mil 620 hectáreas y Baja California la menor con 36 hectáreas, mientras que Oaxaca se ubica en el cuarto lugar a nivel nacional con 18 mil 607 hectáreas.
Samuel Velázquez Salazar, analista asistente de Percepción Remota de la Conabio, reconoció que uno de los estados donde en los últimos años han tenido más daño los manglares es Oaxaca.
“Hace aproximadamente un mes hicimos un sobrevuelo en las costas de Oaxaca y detectamos mucha zona de manglar muerto”, señaló.
El biólogo dijo que muy probablemente lo que está afectando al mangle es una alteración en los flujos hidrológicos del agua dulce que los baña, el golpe de los huracanes y la contaminación por agroquímicos utilizados en la agricultura.
Según el ambientalista Pedro Gasca Martínez, la clave para salvar a los manglares es la educación para que todos los sectores de la sociedad se involucren en su conservación, tomando en cuenta la importancia que tienen en todos los aspectos.
“Nuestra supervivencia depende de la supervivencia de las especies y es ahí donde tenemos la obligación moral de enseñar, de mostrar este conocimiento que es vital para el futuro”, concluyó.