* Todas las tardes con un acento bastante marcado, una persona ya mayor, se dedica a pedir limosna a automovilistas en e lcrucero a un costado de plaza Caracol.
Por Mauricio Lira Camacho
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Ahora es una persona de origen extranjero quien en el crucero a un costado de plaza Caracol, se pone a pedir limosna.
«Me podría dar una ayuda», es la frase que usa cuando se acerca a un automovilista a quien le toca luz roja del semáforo
El acento es muy marcado, se trata de una persona de origen estadounidense, con un español muy fluido. Viste medianamente, casi siempre de blusa, pantalón y una gorra, es de tez blanca, su cara llena de pecas y ojos claros.
Una persona preparada, educada, que no da la impresión de ser indigente, pero que se la pasa todas las tardes pidiendo limosna.
En el mismo crucero, en el en que en este mismo espacio, dicho medio ha publicado la presencia en otras ocasiones de una mujer ya mayor mexicana pidiendo también limosna.
Los contrastes entre ambas mujeres es muy marcado, solamente que ahora se ve únicamente a esta segunda persona.
No porta vaso, bandeja o algún otro utensilio para recibir pocas monedas, solamente extiende la mano a los automovilistas. Por lo menos ha sido vista en las dos últimas semanas en dicho crucero, en la esquina de un depósito donde se vende cerveza.
Esta mujer siempre está sola, por lo que se observa es mayor de 50 años de edad y se ve de condición saludable.