En México, en el año 2000, había 5 millones 742 mil personas mayores de 15 años que eran analfabetas. Cinco años después, la cifra aumentó ligeramente a 5 millones 747 mil. Casi una década más tarde sumaban 5 millones 948 mil.
A 31 años de la creación del Instituto Nacional de Educación para Adultos (INEA), México cuenta con casi 6 millones de analfabetas mayores de 15 años y en estados como Michoacán y Guerrero la población que no sabe leer y escribir continúa en aumento. Los factores que no permiten avanzar en este rubro son el poco interés estatal, la deserción y la escasa comunicación de las secretarías de educación estatales con el instituto, asegura su director, Juan de Dios Castro.
“El INEA tiene muchos retos y el primero es poner el tema en la agenda. Si a la UNAM o educación básica se le resta presupuesto la presión social es inmensa. Sin embargo, al INEA lo dejan olvidado cuando atiende prácticamente a siete veces más alumnos que la propia Universidad”, explica.
Según el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM, en México tres millones de mujeres adultas son analfabetas, mientras que dos millones 300 mil son hombres.
Datos del INEA, institución encargada exclusivamente de los servicios de alfabetización primaria y secundaria para adultos, revelan que hay una población susceptible de 5 millones de analfabetas, 10 millones sin primaria y 16 millones sin secundaria, lo que significa que en el país hay 31 millones de personas con rezago educativo, de los cuales el instituto atiende únicamente a dos millones 400 mil alumnos anuales.
Castro califica de “escaso” el presupuesto federal que anualmente recibe el instituto. En 2011 contó con 2 mil 100 millones de pesos y para 2012 aumentó apenas 200 millones más. Sin embargo, a pesar de la crisis que atraviesa, asegura, cumple con los resultados y este año graduará a 800 mil adultos.
“Durante 2009 sufrimos uno de los recortes más grandes al presupuesto, nos quitarnos 450 millones de pesos. Además el poco interés de los gobiernos estatales fomenta que la población adulta no cuente con opciones que le permitan acceder a la educación como un servicio social básico”, considera.
La deserción complica aún más el panorama. En Michoacán, por ejemplo, el INEA comenzó con 14 mil alumnos de secundaria, pero solo logró la mitad de los certificados. “Esta responsabilidad es de las
secretarías de Educación en cada estado. La entidad con menos deserción es Nayarit, donde dos de cada 100 abandonan los programas”, abunda el funcionario.
PRESUPUESTO MAL INVERTIDO
De los 2 mil 250 millones de pesos que recibe el INEA por aportación federal, 800 son destinados a los instructores, 500 son para el diseño de libros y módulos y 950 para computadoras, gasolina, pago de internet, mantenimiento, nómina e investigación.
Juan de Dios Castro reconoce que existe una desarticulación en las secretarías educativas de los estados, donde unas aportan económicamente y otras simplemente se desentienden del tema.
“Para superar el rezago es necesario que todos los actores de los sectores público, privado y social se involucren, al igual que los tres niveles de gobierno”, asegura.
En estados como Sinaloa, Baja California, Michoacán y Guerrero los gobiernos estatales no destinan presupuesto para el INEA, mientras que en Oaxaca, Chiapas, Sonora y Jalisco asignan 40 millones de pesos a los programas del instituto.
“El analfabetismo tiene muchos rostros. En el Distrito Federal dos por ciento de los habitantes son analfabetos. El norte ya está libre de analfabetismo y este problema se concentra en estados como Michoacán, Veracruz, Guerrero y Chiapas. Aquí la cuestión es preguntarles a los gobiernos cuánto es lo que quieren avanzar, ya que para que un adulto termine la secundaria en el INEA son necesarios 5 mil 500 pesos”, puntualiza Castro.
Otro de los problemas que impiden el avance en la alfabetización de adultos son las variaciones lingüísticas con las que cuenta la población vulnerable, ya que de las 364 lenguas que hay en el país, el INEA solo cubre 47.
“Son personas indígenas y para nosotros es difícil cubrir todas sus demandas. La mayoría de estas lenguas son ágrafas, por lo que el proceso es largo, dura alrededor de 24 meses, pues primero se les enseña a leer y escribir en su lengua y luego en español”, comenta.
SERVIDORES PÚBLICOS CON REZAGO EDUCATIVO
El problema del analfabetismo, afirma Juan de Dios Castro, se extiende también a las oficinas de gobierno del país, donde se registra que 15 mil servidores públicos federales tienen rezago educativo. En un programa del INEA, titulado El buen Juez y donde participan 226 dependencias, 183 tienen requerimientos de educación básica y únicamente 38 se encuentran libres de rezago.
“No es fácil, ya que hay servidores públicos que son analfabetas y son personas que están a punto de jubilarse”, afirma Juan de Dios Castro.
El Instituto Mexicano del Seguro Social, la Secretaría de Comunicaciones y Transporte y Pemex son las instancias con mayor número de trabajadores analfabetas. Por su parte, Financiera Rural, Fonatur y el Instituto Mexicano de la Juventud, ya están libres de rezago.