Gustavo Rodríguez Suárez, responsable de la Pastoral de Inmigrantes de Puebla, denunció que en Tabasco también se da el tráfico de órganos
Gustavo Rodríguez Suárez, responsable de la Pastoral de Inmigrantes de Puebla, denunció que en el tramo La Palma-Tenosique del estado de Tabasco, opera un grupo de motociclistas que pertenecen al crimen organizado que secuestran y extorsionan a los migrantes que vienen de Centroamérica y que buscan pasar la frontera norte para alcanzar el llamado “sueño americano”.
El párroco dijo que esta situación ha sido denunciada ante las autoridades correspondientes, ya que cuentan con los testimonios de las personas afectadas, pero lamentablemente las autoridades no hacen nada, debido a que éstas se encuentran coludidas con los delincuentes.
Rodríguez Suárez lamentó que además del robo, violación, secuestro y extorsión que sufren los indocumentados, también se está dando el tráfico de órganos, pero hasta el momento no se ha hecho nada al respecto.
Lo primero de los migrantes cuando se quejan, es que expresan el dolor que tienen por dejar a la familia, porque no tienen de otra, “aquí se aplica el llamado Síndrome de Ulises, que es un sueño pero tienen que sufrir para alcanzarlo y olvidarse totalmente ese despojo de familia, queda el dolor de la familia y de los que cruzan la frontera, en busca del sueño americano, ese es el primer dolor que nos platican”, enfatizó el religioso quien visitó Tabasco en plan de trabajo.
Agregó que cuando llegan a México, los indocumentados sufren el dolor por la extorsión de los polleros, de la policía que los debe de resguardar, que dan la vuelta al cerro para no pasar por la estación migratoria, hay asesinatos, les quitan sus pertenencias y a las mujeres las violan, y de ahí viene un grupo de motociclistas del crimen organizado que los asalta.
“Creemos que la parte de La Palma a Tenosique es delincuencia organizada, le quitan dinero, ropa, zapatos, Fray Tomas y los laicos de esa comunidad respaldan a esta gente, la Cruz Roja los está apoyando también”, explicó el religioso católico.
El líder religioso se quejó de que en la zona de La Palma-Tenosique “van grupos de cinco a 30 personas que se dedican a delinquir a los migrantes, se han hecho las denuncias, el Centro de Derechos Humanos de Usumacinta lo ha hecho, hemos hecho un pronunciamiento concreto a instituciones porque esto se ve en todo el país, pero las autoridades civiles, judiciales y federales está en contubernio y no hacen nada, ellos niegan, dicen que no pasa nada, pero en las parroquias y albergues ellos nos cuentan sus vivencias, se han documentando todos estos casos”.
Gustavo Rodríguez narró cómo operan estos delincuentes:
“Esperan al tren, hay 300 migrantes colgados en el tren, no importa el clima, y van a pasar Palenque y es ahí donde entra el crimen organizado, los maquinistas ya saben, bajan la velocidad para que suban los delincuentes, para extorsionar, los asaltan, los secuestran y a las mujeres las violan, etc”.
“Hemos constatado casos de tráfico de órganos, no sólo es quitar dinero o pedir dinero a cambio, sino que se llevan a dos personas por grupo para quitarles sus órganos, hay personas que han logrado escapar, hemos constatado los testimonios y esos son los que hemos registrado, sin embargo, como hay que llevarlos al ministerio público ellos dicen que no pueden perder el tiempo; un hondurense que se escapó fue a la presidencia municipal de Chiapas y resulta que las autoridades están coludidas con estos delincuentes”, apuntó.
El responsable de la Pastoral de Inmigrantes de Puebla apunta que ha recibido amenazas de muerte por su trabajo a favor de los migrantes:
“Toda mi vida he trabajado para apoyar a este tipo de personas y he recibido amenazas de muerte de grupos de extrema derecha, de extrema izquierda, pero cuando uno tiene la fe del Señor no tienes miedo, o cuando hay miedo te la aguantas, pero tienes la confianza de salir adelante, todos los que estamos en esto somos amenazados, desde los tenderos que les quitas el negocio, porque nosotros le regalamos todos, te inventan chismes, hasta las amenazas que recibes del crimen organizado”, dijo.
Comentó que una de las experiencia más difícil que ha vivido en esta misión, fue hace año y medio en la Pastoral del País en Nogales, “yo acababa de dar una entrevista a medios y estando allá en el desierto me llega un mensaje que me buscaba el arzobispo por las declaraciones que hice, pero yo no podía comunicarme, el gobernador le había reclamado al arzobispo, quien me respaldó porque saben que es el clamor de la gente, Nos han metido orejas en nuestros albergues pero yo siempre he dicho que no hay nada que esconder, los dejamos que entren porque no tememos”.