- Por la calle Lázaro Cárdenas a la altura de la secundaria de San Juan de Abajo sorprendimos a este pequeño quien al darse cuenta de la toma de fotos corrió asustado
Por Paty Aguilar
Qué tienen los padres de familia de estos menores en la cabeza, porque este pequeño no es el único que es usado por sus papás con la anuencia de madres irresponsables, para satisfacer sus vicios y dónde está el gobierno municipal que evite este tipo de venta a los menores que está totalmente prohibido por la ley en la materia; ni cigarros, ni bebidas embriagantes deben venderse a menores de edad en todo el país y Bahía de Banderas es un municipio mexicano.
Ya me imagino la justificación del gobierno “es imposible tener un inspector por cada negocio de ventas de licores y cerveza o un policía por cada habitante” y la justificación de estos padres de familia, pues ni se diga, el vicio y la ignorancia no les permite ver el daño que hacen a sus hijos cuando los usan para satisfacer sus vicios y sus bajos instintos.
No es suficiente la promulgación de leyes que protegen a los menores de edad en nuestro país, se requiere de funcionarios honorables, honestos, íntegros que apliquen el reglamento, que vigilen noche y día estos dispendios de bebidas embriagantes, que sancionen sin miramientos este tipo de delitos que aparentemente son insignificantes, pero que tienen una consecuencia a corto y mediano plazo en el comportamiento psicosocial de estos menores.
En esta administración que preside Héctor Paniagua Salazar, ya no es posible hacer nada, prácticamente el departamento de inspectores del Ayuntamiento está desmembrado, y los pocos funcionarios que quedan, no tienen el perfil profesional para realizar su trabajo, así que estamos fritos. Este tipo de escenas son cotidianos en varias comunidades los fines de semana o cuando hay fechas importantes de celebración nacional como la pasada Conmemoración del Bicentenario de la Independencia de México.
La caguama que portaba este menor de seguro era para su vicioso padre o padrastro y los jitomates para su “acuachona” madre, por supuesto para el guiso que haría para curar la cruda de su hombre. Fue por la calle Lázaro Cárdenas de la comunidad de San Juan de Abajo, a la altura de la secundaria donde sorprendimos a este pequeño que al ver la cámara, corrió asustado sin darnos la oportunidad de hablar con él para preguntarle donde había comprado dicha bebida, porque una cosa es que los padres irresponsables lo manden a comprar estos productos y otras es que los vendedores que si saben que están cometiendo un delito, se lo vendan. Sin embargo, no es tan difícil dar con este depósito de cerveza que está en la colonia Larios de esta comunidad.